Causas más comunes de la disfunción eréctil y sus soluciones
Llega un momento en la vida en el que nuestro organismo empieza a deteriorarse de manera natural. A partir de los 20 años algunas de nuestras áreas inician un pausado descenso hasta la muerte. En un correcto y saludable desarrollo el descenso ocurre casi al final de la vida, pero es inevitable que ciertos sistemas del organismo sufran daño progresivo debido a la vejez. Nos volvemos más y más vulnerables con los años. Dicha vulnerabilidad se traduce en multitud de problemas de salud que pueden llevar asociados la disfunción eréctil.
¿Por qué ocurre la impotencia y cómo tratarla?
La disfunción eréctil o impotencia se entiende como la incapacidad del hombre para lograr o mantener una erección. Sin embargo, no es una consecuencia inevitable de la vejez, se puede prevenir y tratar. Para ello hay que conocer sus causas, que podrán ser tanto orgánicas como psicológicas y que precisarán de uno u otro tratamiento en función de su naturaleza.
Si tienes menos de 40 años, tendrás disfunción eréctil a temprana edad y las causas pueden ser ligeramente distintas. Si no es el caso, presta atención a las que te vamos a exponer a continuación.
Enfermedades cardiovasculares
Los problemas de corazón, el colesterol y la hipertensión son razones clave para la disfunción eréctil. Dichas condiciones derivan en una mala circulación de la sangre, lo que impide una correcta irrigación sanguínea del pene y, por tanto, la erección. En el caso de los pacientes con cardiopatías, el miedo a sufrir una recaída durante el acto sexual puede llevarlos también a la impotencia.
El tratamiento debe centrarse en luchar contra dichas enfermedades, con el añadido de consultar a un experto para saber cuánto esfuerzo se puede realizar y qué precauciones tomar.
Disfunción eréctil por diabetes
La diabetes genera altos niveles de glucosa en sangre, lo que puede dañar las venas, incluyendo aquellas responsables de irrigar el pene. Ten en cuenta, además, que la diabetes tiene complicaciones asociadas que también se relacionan con la disfunción eréctil, como la hipertensión o el colesterol, por ello es muy común que aparezca una disfunción eréctil secundaria a la diabetes.
El tratamiento consistiría en incidir directamente sobre la diabetes y, si se acompaña de obesidad, bajar de peso, ejercitándose.
Trastornos hormonales
La testosterona es la hormona masculina por excelencia. Aumenta la libido del hombre y le permite tener deseo sexual. Sin ella, el hombre será impotente. En consecuencia, una baja concentración de testosterona lleva a disfunción eréctil. Asimismo, los altos niveles de la hormona prolactina, del cortisol o de las hormonas tiroideas (hipertiroidismo) pueden provocar también un descenso de la testosterona y del deseo sexual.
Para lograr un correcto equilibrio endocrino, el tratamiento suele consistir en testosterona vía gel o inyección. No obstante, en el caso de un exceso de las hormonas anteriormente mencionadas, lo indicado no es administrar testosterona, si no usar fármacos que bajen los niveles de dichas hormonas. Entre tales fármacos tenemos la “cabergolina”, la “bromocriptina” y los fármacos antitiroideos.
Disfunción eréctil y consumo de alcohol y tabaco
Cabe tener especial atención con estas sustancias pues pueden provocar un descenso de los niveles de testosterona y, con ello, un descenso del deseo sexual. En los casos extremos de alcoholismo, la cirrosis asociada al alcohol también conlleva complicaciones como la disfunción eréctil. Asimismo, el tabaco daña las venas y afecta a la circulación sanguínea, con el potencial peligro de aparecer así la disfunción eréctil.
Estos problemas se tratarán mediante la reducción del consumo y la participación en programas de desintoxicación para adictos y alcohólicos. También puedes beneficiarte, en los primeros momentos, de la toma de fármacos para lograr la erección, como el Viagra o Cialis.
Enfermedades neurológicas
Concretamente, estarás en mayor riesgo de sufrir disfunción eréctil si padeces esclerosis múltiple, epilepsia, lesión medular por cirugía o traumatismo, alzheimer y parkinson. La razón de ello es que se verán alteradas las vías nerviosas que conducen las señales desde el cerebro o médula al pene o las zonas cerebrales/medulares asociadas al envío de dichas respuestas y generar placer sexual. Por ejemplo, si se estimula el pene pero el cerebro no recibe la existencia de esa estimulación o la recibe en forma de señales débiles, no puede responder ante esas señales con una orden de erección o sensación de placer, por lo que será imposible para ti lograr una erección.
Su tratamiento es complicado. Si no es posible por cirugía muchos médicos consideran el uso de bombas de vacío que se colocan sobre el pene y permiten bombear la sangre hacia el miembro de manera artificial durante el tiempo necesario para llevar a cabo el acto sexual. También se pueden usar implantes en el pene como última opción y, dependiendo de la condición neurológica, tratamientos farmacológicos contra la impotencia, entre los que destaca la típica “pastillita azul” o Viagra. Te recomendamos, asimismo, que consideres alternativas naturales al Viagra.
Atrofia muscular
Si has tenido algún accidente y has pasado mucho tiempo en reposo, la atrofia muscular de los músculos de la pelvis puede llevar a un descenso del flujo sanguíneo en la zona genital y a una incapacidad para el reflejo de erección, por no poder irrigarse correctamente el pene.
Para tratar este problema, es fundamental la ejercitación de dichos músculos, lo cual, además, podrá contribuir a otras terapias que se estén llevando a cabo para tratar la disfunción eréctil. También puedes ayudarte de la toma de fármacos para lograr la erección, como el Viagra.
Factores psicológicos
La depresión y los trastornos emocionales como la ansiedad pueden llevar a la disfunción eréctil psicógena. La primera, inhibe la capacidad de una persona para disfrutar de los placeres de la vida, lo cual incluye el placer sexual. Los segundos, ya sea por estrés, por inseguridad a la hora de mantener relaciones o por cualquier trastorno de tipo ansioso como la ansiedad generalizada, llevan al cuerpo a un permanente estado de alerta que no le permite enfocarse en las relaciones sexuales y en la activación de los mecanismos necesarios para lograr una erección, pues estarán activos aquellos necesarios para escapar o hacer frente a algo percibido como una amenaza (p.ej. entregar informes en el trabajo o las consecuencias de una posible impotencia esperada).
En este caso, será fundamental acudir a un psicólogo para que lleve a cabo técnicas de relajación, de inoculación del estrés y de solución de problemas, así como una reestructuración cognitiva que te permita enfrentar la depresión y tener una visión realista y clara de la situación sexual. También se podrán administrar, en un primer momento, antidepresivos y ansiolíticos si las condiciones psicológicas son severas.
Disfunción eréctil por medicamentos
Vigila qué tomas, porque en ello puede estar la clave de tu «pequeño» problema. Lee bien el prospecto y consulta a tu médico. La causa puede hallarse tanto en medicamentos para la presión arterial, neurolépticos y antilépticos, como en otros para el insomnio, la ansiedad y la depresión. Asimismo, los productos que combaten la calvicie (p.ej. finasterida) aumentan el riesgo de que padezcas disfunción eréctil.
Procura informar a tu médico de lo que está ocurriendo para considerar una posible discontinuación y cambio de medicación.